Un Blog de Música.

sábado, 29 de junio de 2024

A Night in Dixie-Land

 


El viento helado de Frosthaven siseaba entre las calles vacías, llevando consigo el murmullo de la estación de radio que solo llegaba por las noches, una señal débil que traía los acordes enérgicos del Jazz, una chispa de vida en un pueblo donde la monotonía se había instalado como una sombra.
Frosthaven se hundía bajo un manto de nieve, sus calles estrechas y silenciosas envueltas en la quietud del invierno. El viento frío hacía crujir los árboles desnudos mientras mi viejo coche avanzaba con parsimonia por la carretera helada. Era un lugar donde el tiempo parecía congelado, y yo, atrapado en una rutina que empezaba a pesarme más que las capas de nieve sobre los tejados.
La noche en que Dixie Dynamite apareció en el bar local, fue como un torbellino de energía y promesas. Sam "Trembling" Jenkins, alto y delgado con un cabello oscuro engominado que brillaba bajo las luces tenues, comandaba desde el centro del escenario. Su voz resonaba con una confianza carismática mientras movía a la audiencia con historias de carretera y canciones de corazón roto.
A su lado, Charlie Thompson, el guitarrista principal con cabello rubio desordenado y los brazos marcados por tatuajes visibles, arrancaba acordes que cortaban el aire como cuchillas. Su semblante reservado se iluminaba con cada nota, su pasión por la música palpable en cada movimiento de sus manos sobre las cuerdas.
Detrás de ellos, Jim Jackson, robusto y siempre vestido con camisetas sin mangas, golpeaba la batería con una energía desbordante. Su ritmo era el latido del corazón de la banda, marcando el pulso de cada canción con una precisión contagiosa.
Al piano, "Fingers" Lee, delgado con gafas gruesas y cabello negro peinado hacia atrás, creaba arreglos que añadían una capa de profundidad a la música de la banda. Sus teclas bailaban entre acordes rockabilly y melodías soul, llenando los espacios entre las letras de Sam con una elegancia única.
Y en el extremo opuesto del escenario, Francis Miller, alto y delgado con una barba rala que enmarcaba sus ojos penetrantes, se mantenía sereno mientras su bajo eléctrico y contrabajo anclaban la armonía de la banda con una precisión casi matemática. Su presencia callada era un contrapunto perfecto a la exuberancia de sus compañeros de banda.
La llegada de Dixie Dynamite había transformado el bar en un hervidero de emoción y anticipación. La pequeña audiencia de Frosthaven, usualmente resignada a noches tranquilas, se encontraba cautivada por la promesa de una vida más allá de los límites del pueblo. Las notas de la banda vibraban en el aire, llenando los corazones de los presentes con una mezcla de nostalgia y esperanza.
Sam, con su estilo inconfundible a lo Ronnie Hawkins en sus comienzos, se movía por el escenario como un maestro de ceremonias del rockabilly. Coqueteaba con la audiencia entre canción y canción, su voz y su presencia magnética hipnotizaban a todos. Bailaba como si cada paso estuviera coreografiado con las melodías que brotaban de las guitarras y el piano.
Dixie Dynamite arrancó la noche con "Rock This Town", una explosión de energía que hizo temblar las paredes del bar y puso a todos a bailar. Le siguió "Blue Suede Shoes", una oda al estilo y la actitud rockabilly que Sam hacía suya con su voz profunda y llena de matices. Luego, "Great Balls of Fire" encendió aún más los ánimos, con Charlie y Jim entregando solos ardientes que hicieron saltar chispas en el escenario.
Yo estaba entre el público, observando desde un rincón oscuro, mi guitarra eléctrica reposando silenciosa en su funda. Había soñado con esto, con la oportunidad de escapar de la rutina y la monotonía.
Dixie se presentó durante cuatro noches en Frosthaven. La primera noche, escuché a Sam mencionar que estaban en busca de una canción nueva para incluirla en su primer disco. Durante las siguientes noches, mi banda, que actuaba como telonera para Dixie Dynamite, me permitió escuchar sus temas una y otra vez. Para la tercera noche, me armé de valor y me acerqué a Sam con una canción que había compuesto yo mismo.
Pasé tres días escribiendo y puliendo la canción. Recordé a mi ex novia, quien me dejó porque su familia necesitaba mudarse a una ciudad más grande para encontrar mejores oportunidades económicas. Cada palabra y cada acorde estaban impregnados de la tristeza de su partida y de mi propio miedo a dejar el pueblo. Sin embargo, a medida que avanzaba la canción, también se llenaba de una creciente determinación y coraje. La melodía capturaba la esencia de mi vida en Frosthaven, mezclada con la esperanza y la rebeldía que había encontrado en el rockabilly.
Para la tercera noche, me acerqué a Sam con la canción escrita, nervioso pero decidido. "Sam, tengo algo que podría funcionar", le dije, entregándole un trozo de papel con la letra y los acordes garabateados.
Su expresión seria inicial me hizo temer lo peor. Sin embargo, al leer las letras y los acordes, sus ojos brillaron con una chispa de interés. "Tommy, esto podría funcionar", murmuró con una sonrisa leve pero alentadora, repitiendo las exactas palabras que yo usé. "Esta noche la ensayamos antes del show", anunció, pasándome de vuelta el papel. Mientras probábamos la canción, noté cómo Charlie y Jim intercambiaban miradas cómplices, mientras Lee y Francis asentían con expresiones reflexivas.
Fue una mezcla de emoción y nerviosismo mientras esperaba en el pequeño rincón que nos habían asignado para la prueba de sonido, era la última noche de Dixie en Frosthaven. Sam se acercó al micrófono, su sonrisa amplia y confiada. "Esta noche tenemos algo especial para ustedes. Una nueva canción escrita por un joven talentoso de aquí mismo, de Frosthaven. Denle una bienvenida cálida a Tommy, que se unirá a nosotros para esta pieza."
El corazón me latía con fuerza mientras me acercaba al escenario con mi guitarra. La mirada de Sam era de aliento, sus ojos me decían que todo estaría bien. "¿Cómo se llama la canción?" me preguntó, "City Girl", grité, nunca lo había dicho en voz alta, ni baja. Temblé al escuchar mi propia voz resonar en todo el lugar.
Las primeras notas de mi canción resonaron en el bar, capturando la esencia de mi vida en Frosthaven, mezclada con la esperanza y la rebeldía que había encontrado en el rockabilly. La audiencia se quedó en silencio al principio, escuchando atentamente. Luego, a medida que la canción avanzaba, comenzaron a moverse al ritmo, sus rostros iluminados por sonrisas y miradas de aprobación. La banda se unió con fuerza, Charlie con sus solos precisos, Jim marcando el ritmo con sus tambores, Fingers añadiendo esos toques mágicos en el piano, y Francis anclando todo con su bajo.
Para cuando la canción terminó, el bar estalló en aplausos y vítores. Mi corazón estaba lleno de una alegría indescriptible. Sam me dio una palmada en la espalda, su sonrisa aún más amplia. "Lo hiciste, chico. Esta canción va a ser un éxito."
El bar resonaba con el eco de las risas y los aplausos de la audiencia que aún vibraba por la actuación. Las paredes de madera gastada y el suelo de tablones crujían ligeramente bajo los pies de los músicos y los espectadores. Luces tenues colgaban del techo bajo, creando una atmósfera íntima y cálida que contrastaba con el frío mordiente del exterior. El aroma de la cerveza mezclado con el ahumado de los cigarrillos flotaba en el aire, envolviendo el lugar en una especie de nostalgia etílica que era tan característica de los bares de pueblo pequeño.
Después del cuarto show en Frosthaven, mientras Dixie Dynamite se preparaba para partir hacia New Harmony, Sam se acercó entre bastidores con una propuesta que cambiaría mi vida. "Tommy boy, tú tienes po - ten-cial, nos gustaría que te unieras a nosotros cuando reiniciemos nuestra gira en New Harmony. Primero, nos dirigiremos solos de regreso a Arkansas, pero nos encontraremos en New Harmony. No te harás millonario, pero tendrás suficiente para comer todos los días y vivir tranquilamente", dijo con una sonrisa sincera.
Asentí, emocionado y agradecido. "Gracias, Sam. Estoy deseando unirme a ustedes." Sam me dio una palmada en el hombro y luego se volvió hacia el resto de la banda con una expresión traviesa. "Prepárate, Tommy. Cuando lleguemos a New Harmony, tu 'City Girl' se convertirá en 'City Girls'. Y con esos ojos azules que escondes ahí se volverán locas. Solo asegúrate de dejar algo para nosotros", añadió, frotándose las manos y riendo buscando complicidad con la banda.

En ese momento no me di cuenta, pero no todos respondieron con la misma alegría.
 

Recorte del capítulo 1 de "Notas de Carretera"

miércoles, 26 de enero de 2022

Desolation Street - Scarlet Town Intro (English)

 




(Play along)

In this town , where fog rules, a woman lies down on her bed next to her dead husband . He is given makeup and gets perfume every day by his widow, his eyes are half closed . This makes her think that he is about to rise . With a kiss on the forehead, she says goodnight. Scrubs his face with a silk handkerchief, to clean makeup. Leaves the scarf on her bedside table, along with cosmetics and closes her eyes. Suddenly, she feels a breeze on her face and remembers that she should close the window. Autumn is the cruelest time around here. Walking slowly to the window, the sound of a violin appears loudly. She could hardly see a few feet outside her window, she sees a shadow through the density of weather. She knows who is there. Her young lover. A boy a few years younger, standing at the foot of a bluff. Playing the violin with all his soul, the song that he dedicates to his impossible love every night. He doesn’t care that she has aged so much in so little time, nor that she goes out less and less tidy on the street. She goes only to spend their wealth in makeup and perfumes for her late husband. She knows that this young man is gonna stay another hour playing for her and then he goes to the bar to mourn between drunk fat, anorexic whores and tired thieves.


 If in this town love is a sin, beauty is a crime. That is very clear in the bar, and that you can not be picky with prices. The bartender has a shotgun under the counter. Although, is well known to be very cowardly to use it, he likes to clean it in front of all, to demonstrate who controls the place. But this bar has a clear king, the Desolation, musicalized by a blind accordionist who is lying somewhere, but nobody can find it. No one is looking either. He's just the leftover of a famous musician who spun old town after town, until went blind in the first minute in this town. A blow to the head some say, others also say he drank so much that  he went blind. Nobody cares to ask. He sings about a forgetful heart. He wonders why they can not love as they did before,  and always ends by saying that "The door has closed forevermore, If indeed there ever was a door." His voice is the voice of a land with thousands of years of war and it doesn’t cause the same intrigue in women's bars. It only fills them with weariness. Some of them wear red, with tattered clothing, with cigarette brands  and the smell of too many men. Those women who still think that the end isn’t near, dark circles makeup to attract some distracted man that will spend his coins earned in the cotton field. They, who have already lost their charm and their touch one too many autumns behind, approach directly and invite the men to go to one of the upstairs rooms .


After asking the bartender for the key, she comes up with her customers by plaintive stairs. A combination of its chirps with the blind man’s accordion, shakes even the bravest of thieves. Those who are planning the bank robbery. Robbery never happens because at the end of the night they will be so drunk that they will not remember anything. They go off as the whiskey is ticking. The only thing that waking them is the terror of creaking of the stairs made by the steps of the couple down. She, with a disgusted face, gives the key to the bartender in exchange for a glass of cold beer. The distracted customer goes down as usual, no even a smile, simulating air greets and leaves. He has to go back to sleep in a bed, not a furniture without form like in a bar's bedroom.


The way back from the bar always concerns the workers. In the mist the sounds of the accordion or violin are mixed with the wind blowing through the old trees, waking up some owl or some creatures of the night. Each movement could be anything, and alcohol creates images in the shadows. The drunk  man says his prayers up to his bed with the well locked door. Just now he can sleep. The next day he expects another hot day in the field.


And the widow, well, she closes the window without the slightest gesture. Of course, the morphine doesn’t make her feel many things. She returns to her bed, to her dead one, to her denial. In this town the good and evil live side by side.

So you know, if you come to find your lost woman in this town , first read carefully the sign:



"SCARLET TOWN.

Mourning is useless."







martes, 18 de enero de 2022

Let's Go! (Español)


                                                                          (Tócalo, Dizzy)


VAMOS, mujer, apura, vuelve de esa tienda, que el sol, el calor, está matando en este auto, esta nave para cruzar una vez más todo este maldito país. 

VAMOS, que el polvoriento pasado está pisándonos los talones.

VAMOS, que el jazz está sonando fuerte y la carretera llama. Tenemos que partir antes de que sea demasiado tarde, antes de que dejes de sonreírme. Como me sonreíste antes de bajar del coche.

VAMOS, VAMOS, que la noche está cerca y nosotros tan lejos de la ciudad.

VAMOS, que este coche es muy solitario sin tu risa y tus historias de otros tiempos, todas exageradas solo para divertirme y atraparme más.

VAMOS, Porque tardarás tanto en esa tienda? De seguro, estás enamorando al pobre muchacho de la gasolinera, para robarle, mientras lo miras con tus ojos. Esos ojos de sol, llenos de noches y pecados, esos que con un simple guiño te pueden destruir, conquistar, dar fuerzas y quitármelas. Quizás él esté tan atontado que no se dé cuenta que llevas una de mis camisas puesta.

Seguro ese muchacho tampoco puede parar de mirarte la boca, mientras tú le robas víveres para seguir viajando, para comer, o para fumar algo.

VAMOS, niña, que tú puedes, son los años 40s estan terminando, Dizzy Gillespie está explotando en los parlantes de este coche y cualquier tendero de esta parte olvidada del país solo piensa en salvar su tarde, de aburrimiento y radio de transmisiones entrecortadas con música country, con una muchacha como tú.

 VAMOS, que tenemos mucho camino por rodar.

VAMOS que estas ruedas mueren por volver a morder el asfalto, devorando las líneas blancas de la carretera, buscando un próximo pueblo donde haya gente loca por hablar, por saber de lugares que ellos nunca conocerán, pero que siempre se prometerán ir. Esta promesa sólo los llevará, a que al momento de volver a la cama, sientan decepción por sus promesas rotas.

Probablemente encontremos algún loco más por el camino, que vaya por la carretera con su dedo apuntando al destino, al futuro, a la siguiente ciudad, a una noche llena de jazz. Alguien que hable sin parar todo el camino. Quizás pueda conducir también. Me vendría bien un poco de descanso… pero no ahora, esta música, su ritmo, sus trompetas me acaban de llenar de energía. Como la gasolina que conseguimos en la anterior estación, con el poco dinero que nos quedaba. Lo importante es seguir fluyendo. A los caminantes les cobraremos un poco por llevarlos a destino.

Por fin, sales de esa maldita tienda, con esa sonrisa de victoriosa maldad, con tu cabellera rubia al viento y esos ojos clavados en el coche. Trayendo toda la mercancía escondida entre mi camisa y tu piel, intentando hacer la menor cantidad de señas posibles, para que el de la tienda no note robo. Igual no lo notará hasta dentro de varios días, cuando por fin pueda sacarse tus ojos y sonrisa de la cabeza. 

Esa sonrisa con la que me mirarás seguramente en el próximo bar mientras te vas con otro, quizás un marinero. Quizás hasta digas lo siento, quizás te crea.

Pero nosotros sabemos cómo son las reglas del camino, siempre sentimos lo mismo solo que lo vemos desde distintos puntos de vista. Sé que no será el fin. Sé que nos encontraremos de nuevo en algún cruce de caminos o caminando sobre las vías abandonadas de tren en una ciudad muy gris. Tu siempre dices “Nos volveremos a encontrar algún día en la avenida”. Nos sonreiremos y todo seguirá fluyendo, donde la noche nos lleve.

Finalmente, estás sentada a mi lado de nuevo.

“Llegaste justo para el final de la canción, tal como tu dijiste, solo te tomó 3 minutos y 21 segundos”.

Me guiñas y señalas a la carretera, al futuro. “Solo existe el hoy, no? VAMOS!"


miércoles, 12 de enero de 2022

LET'S GO!

 



                                                                           (Play it, Dizzy!)


LET'S GO woman, hurry up, come back from that store, that the sun, the heat, is killing in this car, this ship to cross once again this whole damn country.

LET'S GO that the dusty past is on our heels.

LET'S GO that jazz is sounding loud and the road is calling. We have to leave before it's too late, before you stop smiling at me, the way you smile me before you got out of the car.

LET'S GO, LET'S GO, that night is near and we are so far from the city.

LET'S GO, this car is very lonely without your laugh and your stories from other times, all exaggerated just to have fun and get me more trapped.

LET'S GO, why do you take so long at that store? Surely, you're making the poor boy at the gas station fall in love with you, to rob him, while you look at him with your eyes. Those sunny eyes, full of nights and sins, A simple wink from those eyes can destroy, conquer, give strength and take them away. Maybe he's so stunned that he doesn't realize you're wearing one of my shirts.

Surely that boy cannot stop looking at your mouth either, while you steal food from him to continue traveling, to eat, or to smoke something.

LET'S GO, girl you can do it, the 40s are ending, Dizzy Gillespie is bursting out of this car speaker and any grocer guy in this forgotten part of the country only thinks about saving their afternoon, from boredom and choppy radio broadcasting country music, with a girl like you.

LET'S GO we have a long way to go.

LET'S GO these wheels are dying to bite the asphalt again, devouring the white lines of the road, looking for a next town where there are people crazy to talk, to know of places that they will never know, but that they will always promise to go. This promise will only lead them, when they go back to bed, to feel disappointed by their broken promises.

We will, probably, find one mad person along the way, who goes down the highway with his finger pointing to the destination, to the future, to the next city, to a night full of jazz. Someone who talks nonstop all the way. Maybe he can drive, too. I could use a little rest ... but not now, this music, its rhythm, its trumpets have just filled me with energy. Like the gasoline we got in the last station, with the little money we had left. The important thing is to keep flowing. We will charge walkers a little to take them to their destination.

FINALLY, you leave that damn store, with that smile of victorious evil, with your blonde hair blowing in the wind and those eyes fixed on the car. Bringing all the merchandise hidden between my shirt and your skin, trying to make as few signs as possible. So that the storekeeper doesn’t notice the theft. He may not notice it for several days, when he can finally get your eyes and smile out of his head.

That smile with which you will be, surely, looking at me in the next bar while you go with another guy, perhaps a sailor. You might even say sorry, maybe I will believe you.

But we know how the rules of the road are, we always did feel the same. We just saw it from a different point of view. I know it won't be the end. I know that we will meet again at some crossroads or walking on abandoned train tracks in a very gray city. You always say "We'll meet again someday on the avenue". We will smile at each other and everything will continue to flow, wherever the night takes us.

You are finally sitting next to me again.

“You came right to the end of the song, just like you said, it only took you 3 minutes and 21 seconds.”

You wink at me and point to the road, to the future: “There is only today, right? LET'S GO!”


lunes, 3 de enero de 2022

Hair Clip to Space

(Play me)

That morning he woke up alone, for the first time in three years. He didn’t even try to find her on the bed, still with his eyes closed, he knew she had left the apartment. In that moment, he felt an emptiness inside to which he just could not relate. He sat on the bed looking down, staring, trying to find the connections of the dots from the floor, searching for a clue of what he should do now or what he should have done the day before, or the entire year before, “was there any clue? Did she say something so I could fix it? What did I miss? What did I forget? I still believe she was my twin but I lost the ring, and other things”. The floor didn’t answer, why should it say anything? It was screaming the entire year and a half, but he didn’t have his feet on the ground.

He told himself he didn't care; pushed the window open wide. There is a new day ahead. “What day is it? And why isn't it Friday yet?”, then he saw all the ornaments “It is 4th already!? When did June end!? And most of all WHY?”. “Great- he thought – I have a free day today, just for myself… - silence- … -then he realized - … OH NO!”

The loneliness and desperation to fill that hole turned into hunger. A big... tasty... juicy.. killer hamburger would do the job, and fries, don’t forget the fries, EVER. With an enormous glass of coke. “It's 4th of July, no doubt, there is a place with a discount. I have a coupon in the car, I think  it is inside the tools box.” So, for now, his day was changing, the sun was bright, really bright… the sun was burning the earth, having a hangover didn’t help him either.

When he found his car, he remembered why she always complained about how he always left everything rotten and old. That car had better moments, but really a long time ago. Also, he started questioning why he was using that leather jacket? He was sweating a lot. So, he searched the entire car for the tool box, but he couldn’t find it. What he DID find was the coupon, BUT, there is always a BUT. It was cut in half and in the top part it said “This box is mine”. He knew her handwriting so well, from the postals that she used to send him from everywhere she traveled. Then he thought about how well her flight attendant uniform looked on her and how she knew to take off so quickly. He knows, even, when she writes angrily, complaining about delayed flights or the passengers. When he saw the piece of paper again, that he couldn’t use anymore for the discount, he recognized that anger.

So, he started the car praying for it to work just fine, that was the most he could pray for that car, to work just fine, not perfect or smoothly as before, just fine. He thought about those two words for a while, “I need to be just fine, I have to be just fine, just…” the car is just broken with smoke all over the place, that’s not fine at all. When he started to convince himself about being fine, the car suddenly was a black cloud, the one which only brings storms and problems. So, he tried to park it and did it successfully, if you can use that word in this situation. When everyone saw this car turned into bad weather, many people ran away, a few remained in shock, no one was indifferent to the show, someone pulled a fire extinguisher but he stopped. He just wanted seat and watch how worse this could turn, just waiting for something to happen, “this isn't THAT bad, this isn't a fire-extinguisher-situation”, he thought about his relationship, he always did that, waiting for the smoke to disappear, no need to extreme movements or decisions. He opened the car hood, and just let the situation cool down and left it.

He needed to fix it because he was still far away from the hamburger of his dream, it didn't matter if he didn't have the coupon anymore, he...just...needed… to be there, and ask them to accept the ticket, to accept him, again, please. “Wow.. I'm going too deep now, I need to run off”. Then he saw the car again. “I need to fix this, I just need my tool box, and everything will be...”. Yes, that, remember? He went crazy looking in the car for something that he can use to fix it. “It doesn't take much, just a hook, or something like that '' When he took out the carpet of the front passenger floor, he saw a hair clip. It was the one she used the last time he took her to the airport. She was angry, he was late, as usual. “Wait, not like always, probably, last month, last year really” - he lied to himself. “...” He stared at the clip for a long time, holding it high, thinking in the past, more than on the solution. Everyone there saw it, some laughing, nudging each other, but there was a serious man with glasses, who at the beginning had curiosity about this desperate show, but now it got his full attention. He wanted to know how this guy could solve this stressing situation with just a hair clip. This serious man had a briefcase, a suit, short hair, and those big glasses, he was all business. To everyone on the scene, he looked like a man that had everything under control, but under his big brown eyebrows his eyes  showed desperation. Today he had an ultimatum in the office, he needed to find a solution, a big one. Those eyes that are now back to reality staring at this crazy man repairing an obsolete machine, with a clip, and nothing else than pure determination. “Please, solve this problem, fix this car, save this car, save your soul, save … me” - The man with the glasses thought.


When he finished, only ten people left watching, everyone clapped and went their ways, the man with the glasses with a triumphant smile wrote something on a little notebook, took a glimpse of his watch and ran away, he was late. 

Now, on his way to his hamburger, he was tired, but he proved himself that he can solve problems, and that hamburger will be his reward, even if it is really late in the afternoon, and this will be his only meal of the entire day. The coupon was burned out on the car, as the memory of her angriness. He felt lighter, he didn't forget her but he didn't feel her on his shoulder, complaining. Of course, he couldn't buy the hamburger he wanted, but with a few coins that he had on him, bought something in the middle of the menu, so he was moderately happy when he sat down with his meal. He was tired, so after eating he went directly to his house to take a well deserved shower and went to the bed again. The holiday was over for him, the fireworks caught him looking to the sky through his curtains and felt like she was watching the TV on mute in the room, but it didn't bother him this time. The breeze and the shower calmed him. 

The next morning he didn't feel hungover, for the first time in a long time, he felt clean. The only thing that was bothering him was his fingers, tired from fixing the car, but nothing important. He thanked past himself for turning on the ceiling fan last night before sleep, he didn't remember doing that but it was a great idea. Slowly opened his eyes and sat in the bed, this time he was telling to the dots on the floor that it doesn't matter if they are not connected, nothing is connected, things just happen and you need to fix it and just go. At that moment, he heard a letter coming from behind the door, covering the dots of the floor. Then he realized that he woke up because he heard the knock at the door, “I was so asleep that i didn't know what was that noise?”


When he saw the logo on the envelope he didn't believe it, he knew that blue circle with the red rocket on the center, he saw it before on the news. It wasn't that heavy as the offer that was written inside. They wanted to meet him, for the achievement of yesterday. "Yesterday? But I just watched smoke coming out of my car, nothing else, probably they were impressed by how fast I ate that hamburger” He made him laugh at  himself, for the first time in a month or two. “Two months?” He could remember the last time he did this. And the melancholy was starting to hit again but then he remembered the letter and read it again.  The meeting was the very next day. “Should I wear a tie? Do I have a tie? That's for adults!” He didn't leave the house the entire day, he just forgot about the tie and the letter. In the same way as he let the smoke disappear from the car he let the smoke of the excitement for the meeting banish from his heart. “Just take a coffee, and watch the situation cool itself down.”- he thought watching the windows wondering if the stars and the dots of this floor are that different.

The day of the interview, an official car took him to the airport, he didn't have time to think about the floor nor in the shower. He was late, of course. The car waited 20 minutes for him. The driver's face wasn’t as angry as he thought it would be, she had time to smoke a cigarette outside the car, the first one of the day, so she was relieved that this random guy, she had to carry to the airport, was late. “At least he let me know that he was late, so I had time to relax” - Though the driver. The driver traveled with him on the airplane and drove him to the office, when they arrived. They didn't speak the entire trip. The driver looked really professional but kind enough to answer any question about the travel, but he didn't want to bother her. He was looking through the window all the time. The only time they tried to talk was on the plane, they were face to face. When the plane took off, it shook a bit, her hat fell down to her lap and something flew to the floor. When he went down to pick it up, he found out that it was a hair clip. He couldn't believe it, another one. He took it, and offered it to her. She wasn't looking, her eyes were lost on the window, watching the car in the parking lot. “Should I give it to her?” - he thought - “Should I insist on having her attention or speak to her? Should I keep it? Maybe I need it again. Is it creepy if I keep it? Is it ILLEGAL if I keep it? I'm stealing something from an official from the state?” - He started to panic- “It's been too long since I picked it up. If I give it to her now, she will ask what I was doing with it, should I insist? ” - He started to sweat, it felt like he was at a crime scene with a knife and the sirens were coming.  He hid the clip in the front pocket of his blue jacket. “Why did I put it there? My hand passed just in front of her face, i should hide it in the right pocket” He thought about the word he used: HIDE. “I'm in trouble”. He pretended he was about to sleep, he just closed his eyes and tried to forget about this. Why couldn't he let this smoke disappear, to cool down?

When they arrived at the Nasa building, she went really close to him, face to face. He was surprised and scared. His muscles were solid rock suddenly. She grabbed his jacket’s front pocket firmely with one hand, pulled something from her pocket and pressed it on his chest.  “She knows! I'm dead! Probably there is an order to kill someone who steals something from an oficial, or maybe she is a spy and that was her recording device.” She took the clip from his pocket and hooked his ID card with it, that she had on her pocket, raised one eyebrow, gave him a milimetrical smile and went back to her car. He saw her driving off to the sunset, and didn't know what to do.

So he just started walking to the door. In the hall of the building was a big desk with the receptionist, she cordially smiled at him and he awkwardly took out the letter from his bag. “Hi, yesterday... I received a letter from here… I … I have a meeting … it says... here''. He stood there waiting for everything to be just a long joke, and also couldn't figure out the hair of this nice, smily girl. It was really really dark, too much to be natural, with blondish imperceptible roots… “What IS this place?”
“Hi, Welcome to Nasa, they are waiting for you, just let me call my superior” She was lovely indeed, but she has an accent, a very very hidden accent inside of a fake local accent. He couldn't take his eyes out of hers. She stared at him too, he felt the electricity. Then a man with a boring suit and big glasses interrupted the silent conversation.  He had a really big smile, but one can tell that he isn't used to smiling. “He even brought his own clip” - Said to her pointing to his pocket - “He is an action man, always ready. I like him”. He looked at the hair clip with his ID on his jacket, and turned completely red. He didn't dare to watch her reaction, but she giggled. “It seems he is perfect...” The last letters of that word sounded almost like convicts escaping from a highly guarded prison of her mouth. She didn't mean it in that way, but it was too late to correct it. The silence was broken for a short but a strong handshake and introduction. Then both men went away, walking through a long hall to an elevator. She kept looking at him, until he peeped over his shoulder to see her. She unnaturally turned her head to the other side. “Why didn't I just shut up?” - was her thought following him with the eyes all the way until the elevator. That was the last time she saw him…. until the following week, and then every day.



After a few months, you would want to know how he is doing? He is happy, they are secretly dating, because you can't have a relationship with coworkers, Nasa policy. He leaves hidden letters on her desk. She is fully blonde now and doesn't try to hide her accent. When she started to tell him about her childhood and her native country, she fell in love with it again and he fell in love with her. He encouraged her to enjoy her culture again, so they went to medieval fairs and beer parties. He is learning her language. The dots of his new floor occasionally show connections, in other moments the stars, but mostly her eyes.  She never asked him why he had the hair clip on the car nor in the jacket. He, sometimes, and just sometimes, calls and goes out with the driver. She also dates her… often.



martes, 27 de diciembre de 2016

La noche bendice la tierra (Español) - Extracto de "Pueblo Escarlata"



El granjero vio como su mujer ponía la panera en el centro de la mesa, él le sonrió agradecidamente pero ella le advirtió que no eran para él.
- Son para los muchachos, ya sabes – dijo la mujer señalando a sus hijos que estaban entrando por la puerta del comedor, acercándose a la mesa.

- Que he hecho yo para merecer ese castigo?

- Ya sabes, que tienes que cuidarte con la comida, ya no eres tan joven, y veo que el vino disminuye 
cada vez más rápido, no creas que no lo noto.

- Vamos, una sola rodaja – respondió el granjero ignorando el comentario sobre el vino.

- Está bien! Odio esos malditos ojos miel que tienes, no puedo contra ellos, pero una sola – dijo su esposa alejándose hacia la cocina – te voy a estar controlando!
- Gracias!

Con una sonrisa gigante el granjero recibió a sus hijos, partiendo el pan, cantando “vengan, acérquense que hay pan para todo el mundo” suficientemente fuerte para que su mujer lo escuche desde la cocina. A pesar de esta puesta en escena él solo comería una porción del pan, que lo partió en trozos para que le durara todo el almuerzo.

- Como estuvo el trabajo hoy chicos? – Preguntó cuando estuvieron ya todos sentados alrededor, después de haber bendecido la comida y haberle agradecido a su hermosa esposa.

- Te estuvimos esperando- dijo el mayor de los dos jóvenes. – Está terminando la época de cosecha y te esperábamos con el tractor y nunca llegaste.

- Sabes lo que pasa cada otoño, hijo. Sabes que tenemos que celebrar la cosecha con nuestros vecinos. Estuvimos con tu madre adornando afuera del granero, preparándonos para la fiesta de este fin de semana. Esta tarde tienen que venir los muchachos para ensayar, asique tampoco podré ayudarlos.

- Deberías empezar a pensar en cobrar por el show, pa – dijo el más  joven – digo, porque se está haciendo cada año más popular…

- Ya te dije que ese no es su trabajo – interrumpió la sugerencia el mayor de los hermanos – Nosotros somos granjeros, no músicos. Lo que hacemos al final de la cosecha es eso, un festejo, una celebración del duro trabajo de todo el año. No somos un circo ambulante y no vamos a cobrarles a nuestros vecinos y compañeros granjeros por celebrar con nosotros. Si quieres hacer dinero o vender algo, se pueden hacer otras cosas, como pasteles o tejidos o incluso ofrecer una parte de la cosecha…

- Claro, sin tocar lo que le damos a tu querido sindicato – murmuró, metiéndose un bocado de pan, el más pequeño de edad pero no de altura. Que a pesar de tener un año de diferencia, sus arrugas y su forma de hablar lo hacían ver mayor.

- NUESTRO sindicato. Ellos están ayudándonos en todo lo que necesitemos, y si, tenemos que darle una porción de nuestra cosecha para ayudar a los que no fueron tan afortunados con la cosecha como nosotros. Tienes que pensar en la comunidad, no solo tu beneficio, querido hermanito. Recuerdas cuando el tractor de papá quedo atrapado en la zanja? Ellos fueron los primeros que vinieron y lo sacaron, y no pidieron nada a cambio…

- Eso me recuerda – interrumpió la madre, calmando las aguas, como siempre hacia: con un tono lleno de amor, pero con la firmeza y sabiduría necesaria para evitar una discusión mayor. – Le has preguntado por los muchachos? – dijo girándose hacia su esposo.

- Ah, es verdad, le puedes decir a tus amigos del sindicato si pueden venir mañana a darnos una mano con el escenario?

- Un escenario?! – Dijo el mayor de los hermanos, el sindicalista, que quiso controlar su tono de voz. Porque dos emociones se chocaron dentro suyo, por un lado quería resaltar la utilidad del sindicato al cual se había unido hace no mucho tiempo, y demostrarle a su hermano que no era dinero perdido entregar parte de la cosecha a sus camaradas. Pero a su vez, tampoco quería que el festejo se convierta en un carnaval, un evento tan grande que deje de lado el trabajo de todo el año, que su padre sea considerado un músico en vez de un respetado granjero que abre sus puertas a sus vecinos.

- Ves? Es momento de vender entradas, hay que aprovechar el momento, estamos entreteniendo a mucha gente, incluso a varios pueblos. No sólo nuestros vecinos vienen a ver a papá y a la banda, podríamos comprar más sillas, así ellos no tendrían que traer las suyas o sentarse en el piso.

- Es verdad que he visto, el año pasado, a varias personas de otros pueblos, - dijo pensativo el padre, acariciándose la barba marrón con tintes de rojo, meditando las posibilidades -  no solo granjeros, vi al cantinero de Escarlata con su nueva novia. Sé que algunos marinos del vecino pueblo costero estuvieron, los escuche festejando algunas canciones. Tengo entendido que hasta el alcalde estaba interesado en venir a conocernos.

- Quizás podríamos grabar un par de canciones y hacerle llegar, probablemente quiera contribuir en algo y mejoraremos un poco la granja y las instalaciones… - dijo el menor de los hermanos, que hablaba cada vez más emocionado con la idea de tener a alguien como el alcalde en la granja.

- Ahora quieres meter a los políticos?! – Dijo completamente aterrorizado el hermano sindicalista.

- Pensé que era una celebración familiar – Por fin hablo la madre de la casa, para sorpresa y completo alivio del mayor de sus hijos, que resopló y lo sintió como un vaso de agua en pleno desierto, que cada vez lucía más y más seco. – Te imaginas como quedará la granja cuando se vaya el político con su caravana? Y la imagen que nos daría entre nuestros vecinos? No creo que valga la pena someternos a eso.

- Pero un disco propio, de sus canciones, sería famoso…

- Tu madre tiene razón, – Interrumpió el padre – no necesitamos eso realmente, esto es algo nuestro, no del estado. Estamos festejando nuestro trabajo, desde el comienzo lo fue y será así. El hecho que invitemos a los vecinos y las puertas estén abiertas, es porque ellos también trabajaron duramente y nos ayudamos mutuamente en los tiempos de crisis y queremos compartir esta alegría, no sacar provecho de ellos.
El hijo sindicalista, que pudo imaginarse la cara de sus camaradas del sindicato, cuando se enteraran que el alcalde estuvo en su granja, comiendo su comida y usando su casa para campaña política, sin duda alguna, lo sacarían del sindicato y no habría más ayudas para su familia, sintió como el alma le volvía al cuerpo de repente y se hinchaba el pecho.

- Solo dime a la hora que quieres que estén armando el escenario y estarán aquí sin dudarlo. Ayudaran en lo que necesites durante tu show y les pediré que se queden a dar una mano con la limpieza a la madrugada una vez que terminen los festejos o prefieres a la mañana temprano?

 - Sobre eso quería hablarte también – respondió el padre, luciendo un poco más tenso – No estoy seguro si quiero que ellos estén aquí durante el show, quizás en la primera noche, la del jueves, pueden estar, porque no estará tan lleno y tal vez las canciones no estén tan aceitadas. Pero en el show de cierre, la noche del sábado, preferiría que no estén presentes durante el show y vengan el domingo a la mañana, para limpiar y desarmar el escenario.

- Porque? – respondió completamente sorprendido.

- Los conozco, hijo. – dijo suavizando su tono, acercándose al mayor de sus hijos, pintando su voz con ternura y experiencia – Conozco a los sindicatos hace muchos años, sé que ponen tensas las situaciones y no es lo que buscamos con los festejos. Queremos que la gente se sienta en familia, no que hayan ojos mirando todo, hablando por lo bajo, planeando, presionando a los que no pagan las tasas que piden, repartiendo su propaganda. Entiendes lo que te pido?

- Está bien, entiendo – dijo con cierta tristeza en sus ojos.

El resto del almuerzo continuó sin mayor sobresalto, y no se volvieron a tocar temas como el sindicato o grabar un disco y mucho menos el alcalde. Hasta que se vio interrumpido por un golpeteo en la puerta de madera, que fue aumentando su intensidad, pero siempre manteniendo el ritmo. La cara de toda la familia se ilumino y una sonrisa se pintó en cada uno de sus miembros. Rápido, el más joven de la mesa, se levantó y fue a abrir a la puerta. Desde la mesa se escuchó un grito, una risa y un abrazo tan fuerte que retumbo por toda la casa.

Uno de los miembros de la banda había llegado, el tío de los muchachos. Después de fundirse en un abrazo con su sobrino pasó a los gritos y carcajadas, dándole su guitarra al muchacho para que la cargara, sabía que él tenía cierta curiosidad por la música y le gustaba estar cerca de los instrumentos desde niño. El Músico era de tez blanca como su hermana y con los mismo ojos azules profundos, ojos que lo vieron todo, pero con una nariz aguileña y una mandíbula bien definida que lo diferenciaba de ella, que con rasgos delicados y sutiles enamoró completamente al granjero de su marido. Que al poco tiempo de conocerla estaba completamente decidido a casarse con ella y hacerla la mujer mas feliz del planeta, y que nada le faltaría. Él nunca estuvo seguro si a ella le faltó algo en todos estos años de matrimonio, pero sabía que ella era feliz con él y que lo cuidaba con todo su ser. 

Su cuñado también lo sabía, tanto que lo eligió para fundar la banda que tocaba en las pequeñas reuniones que hacían para festejar las cosechas, y poco a poco se fueron convirtiendo en hermanos y socios a medida que las reuniones se convirtieron en el pequeño festival que montaban en la granja cada año.

- A veces nose si es mi hermano menor o el tuyo - Ella solía decirles burlonamente cuando los veía ensayar bien entrada a la noche, y ella se preparaba para ir a la cama, sabiendo que ellos se irían a dormir cuando los grillos lo hicieran. Y que la casa tendría a olor a tabaco por varios días.  El granjero, con su mandolina, y su cuñado, con su guitarra, tocaban una cuerda y la dejaban sonando mientras hacían una reverencia hacia ella, y se despedían al grito de “Adiós, ma!”

La noche que llegó su hermano músico, la madre de la casa ordeno a sus verdaderos hijos, poner sus maletas en la habitación que habían preparado para él. Ella sabía que por esta semana seria la madre de cuatro niños que debía tener a raya y que los horarios normales de la casa se alterarían, “es una vez al año, ma, vamos a divertirnos” solía decirle su hermano haciéndola girar como trompo en el medio del salón mientras bailaban.

- Creo que los muchachos están suficientemente grandes, no crees cuñado? Pueden participar del ensayo, quizás podamos enseñarles algunos trucos musicales, para que puedan tener suerte con alguna señorita en el festival – dijo, durante la cena, el Músico guiñándole el ojo al más pequeño de sus sobrinos, que era al que realmente quería tenerlo en los ensayos, pero no podía pasar por encima del mayor, nunca pudo entenderlo, parecía siempre tan serio y contenido.

Todos los ojos de la mesa se dirigieron a la una mujer que había en la casa, rogando por aprobación. Ella los ignoró y siguió hablando de otra cosa mientras comía, hasta el final de la cena no les dio la respuesta, que ella ya había decidido en cuanto se lo preguntaron. Era un pequeño juego que tenía  para ver que tantas ganas tenían ellos de lo que le pedían. Con esta técnica pudo desactivar muchas bombas y pedidos incoherentes, que sus hijos preguntaban sin pensarlo bien.

- Está bien – dijo con un resoplido, con una sonrisa pícara – Pero nada de tabaco para ellos, miren que los estaré controlando.
- Jujuju! – Rió el Músico golpeando la espalda de su sobrino preferido, abrazándolo del cuello – Esto va a estar bueno!
Todos rieron y dieron por terminada la cena. Mientras el mayor de los hermanos ayudaba a la madre a juntar los platos, el más joven salió corriendo en busca de los instrumentos, y el Granjero con su cuñado llevaron las sillas la galería de la casa.

La noche estaba estrellada y la luna iluminaba toda la granja. El mayor de los hermanos llegó con una botella de whiskey, enviado por su madre. El Granjero se dio vuelta para espiar por la puerta entreabierta y vio como su mujer le guiñaba el ojo, el sonrió y sintió el corazón lleno.
Cuando llegaron los instrumentos, el Músico se sorprendió al ver también un violín y más aún se sorprendió cuando el mayor de sus sobrinos lo tomó y empezó a afinarlo. Él miró a su tío y le levanto las cejas, tenía los ojos idénticos a los suyos, los tradicionales ojos de su familia, en cambio, el más joven de la familia, era la copia exacta de su padre, incluso la barba que estaba emergiendo de su rostro, y el recortaba prolijamente para envejecer sus facciones, tenía esa tonalidad rojiza del otro lado de la familia.

El muchacho tenía un perfecto control del violín, incluso sabia jugar con el saliendo del libreto, cosa que le encantaba a su tío, que cambiaba la opinión sobre su sobrino canción tras canción. Y así la noche y el ensayo fueron fluyendo de una manera muy natural y mágica, hasta la última canción, donde los adultos dejaron los instrumentos y se dedicaron a tomar el whiskey mirando como los jóvenes se divertían y ellos solo acompañaban con los coros. Al finalizar el ensayo, el tío le paso a su sobrino menor la botella de whiskey mientras el Granjero prendía un cigarro.

El más joven de los hermanos, probó un trago y lo escupió, para risa de todos. El mayor tomó la botella se sirvió en un vaso solemnemente, y de a poco fue tragando la bebida que le quemaba la garganta, ya la conocía, de escapadas con sus amigos del sindicato. La botella volvió a su papá, mientras su tío tomo el cigarro, los cuatro se quedaron contemplando la noche y como la luna con su luz bañaba al granero y al campo en toda su extensión.

- Están creciendo, muchachos, – dijo el tío – que tienen pensado hacer cuando crezcan un poco más?

- Quiero seguir siendo un granjero – respondió el mayor de los hermanos – me gusta trabajar en el campo y me gustaría ayudar a la comunidad, y pelear por sus derechos contra las compañías.

- Me contó tu padre que estabas ayudando al sindicato y que estabas participando mucho.
- Sí, es hora de que las grandes fábricas y empresas dejen de oprimirnos, tenemos que cuidarnos entre nosotros, tío. Nadie lo hará si nosotros no lo hacemos.

- Tienes que tener cuidados con las revueltas, algunas suelen ser violentas…

- Yo quiero seguir trabajando con la granja – saltó el más joven – pero creo que hay muchas formas en las que se puede mejorar, para sacarle más provecho, buscando más variedad a las cosechas y subproductos. Quizás vender fuera de la comunidad, a las grandes ciudades. Me gustaría también poder ir allá, y comercializar yo mismo, enfrentarme a los grandes empresarios y demostrarle que nosotros estamos a la altura de ellos, y lo que valen nuestros productos.

- Tienes dos pequeños luchadores aquí, querido hermano – dijo burlándose cariñosamente el Músico.

El Granjero todo el tiempo se mantuvo al margen, hamacando su silla, mirando a las estrellas, fumando su cigarro y escuchando como sus hijos mostraban sus personalidades a su tío. Los dos claramente tenían la sangre caliente, pero tenían distintos fines, miraban las cosas de distintas maneras. Ambos sentían injusticia hacia el trato que tenía esta zona del país, injusticia que se había esparcido por muchos años y quizás se siga esparciendo, una vez que él ya no esté con su tractor paseando por los campos. Estos campos, pensó, que habían visto la historia ir y venir, habían desfilado coroneles y sus guerras, y revolucionarios prometiendo tiempos mejores, todos murieron antes de ver cumplidos sus sueños o verlos destruidos por el siguiente. Sintió la brisa de otoño llevándose el humo del cigarro, sabía que esa brisa venia de otros lados y otros tiempos que vieron crecer el trigo y el maíz del campo, que vieron inundaciones y sequias. Él sintió toda la pobreza de la gente, recordó su infancia, las historias que le contaban sobre la guerra, una guerra de hermanos, una guerra de vecinos, que dejó desequilibrada la balanza. Mirando a los ojos de su hijo más pequeño, que terminaba de contar por lo que quería pelear, y marcándolo para siempre, siguió con la broma que había plantado su cuñado, pero con una profunda sinceridad, dijo:

- Sabes, hijo, uno de estos días, el sur se va a volver a levantar.


 "Pueblo Escarlata"

lunes, 14 de octubre de 2013

The Mad Ones


A una habitación de hotel no mucho mas grande que esta, de hecho creo que era mas pequeña, entramos gritando y saltando como monos recién liberados a la selva: Bob, su mujer (o eso decía él), Nina (que decía ser prima de algún famoso que ya no recuerdo), Neal y yo. Enseguida alguien, quizás yo, prendió un cigarrillo y cerro todas las ventanas. La inmediata respuesta de Neal fue encender algo mas fuerte para fumar, así el humo rápidamente paso a un tono un poco mas verdaseo. Nina, que no era lenta precisamente, tiro su camisa al aire, cayendo esta sobre la única lámpara encendida que tambaleo y luego cayo siguiendo prendida, dándole al lugar un colorido especial al combinarse la luz amarilla de la bombilla con el rojo de la alfombra. Estallaron las primeras de miles carcajadas que seguirían toda la noche.

Bob giro en el lugar sin dar un solo paso hacia delante, buscando algún aparato musical, una radio, un tocadiscos, lo que sea. Le indiqué que la radio estaba al lado de la heladera, por lo cual la primera regla que puso esa noche la presento con voz de un dueño del circo mas grande que haya visto: “Amigos y desconocidos, de ahora en mas preparen sus mentes, vístanlas y sáquenlas de aquí. La única regla del lugar es que cada vez que vengamos a buscar una cerveza de este maravilloso congelador, se deberá subir el volumen de la radio uno o dos puntos, sin mas los invito la selva”. Al decir esta última palabra prendió la radio, saco 2 cervezas y encendió otro cigarrillo en un solo movimiento que no creo poder repetirlo ni con el mejor entrenamiento.

A la mujer de Bob, quizás se llame Estella, que había sido la mas callada en toda la noche, le dieron una especie de convulsiones al escuchar las trompetas que salían de la radio, se movía al perfecto compás de cada uno de los botones de estas trompetas, sacudiendo sus brazos y piernas. En ese momento, enseñó sus grandes y hermosos dientes en una sonrisa entera, a medida que el volumen fue subiendo toda la noche esa sonrisa iría creciendo. Empezó a transpirar muchísimo, el sudor corría por su cuello llegando a zonas donde solo Bob llegaría esa noche. Al ver este show, que tenia enfrente suyo saltó automáticamente sobre ella, la abrazo, le tomo la mano y la hizo girar un millón de veces siguiendo la música. En un descuido, le arranco la pollera de un solo tirón, dejando a la vista las piernas más perfectas que había visto en mi vida. Bob siempre dijo que las mujeres negras le traían loco, bueno Estella demostraba el porqué de su obsesión. ¿Y yo? Maravillado.

En la confusión al intentar acomodarme las gafas choque en cigarrillo con el vidrio y lo deje caer al piso, todos estallaron en risas. Bob al darse cuenta de la situación me tomo de la mano y me hizo recorrer lentamente por el muslo de Estella ante la mirada seductora de ella. Cuando terminé me dijo al oído “nada mal eh”, cosa que hizo reír muchísimo a Bob y a mi  ponerme del rojo mas rojo que jamás se haya visto a una persona. En ese momento, vino Neal y me puso una botellita de cerveza en al frente y me guiño el ojo.

A todo esto Nina se puso a revisar la habitación, sacando esta maquina de escribir de debajo la cama, la puso encima de un escritorio y me grito “todo esto lo tienes que escribir”.

 Ya iba por el sexto cigarrillo, cuando me di cuenta que estábamos todos saltando arriba de la cama gritando la canción de la radio, que hace varias cervezas ya había llegado al máximo volumen. Había alcohol derramado por toda la alfombra, y empezaron los besos, claro, la consigna estaba clara: nadie podía besar a Estella y solo si ella lo permitía, Nina podía besar a Bob, cosa que a él mucho no le importaba. Nina salto sobre mi y nos caímos de la cama, fue como caer 600 pisos. Desde la alfombra apenas se podía ver la mitad del cuerpo de Neal por el humo que había, se veían sus brazos moviéndose y bailando frenéticamente, sacudiendo sus pies como si estuviera pisando brasas, un acto por el cual pagaría por volver a ver. Pero ahora tenía a Nina sobre mí, que no paraba de besarme el cuello y envolverme con sus largos cabellos rubios. Claramente me besaba al compás de los tambores, esto me causo mucha gracia, me saco la camisa y quede solo con la remera que tenia debajo. En ese instante, Neal la tomo de las caderas y la hizo subir de la nube de humo. Nina no hacia más que imitar sus movimientos de bailes, era como mirar el canal de animales.

 Aproveché esta locura para alejarme un metro y buscar la maquina de escribir. Empecé a teclear, a intentar descubrir que pasaba atrás de esta cortina de humo, donde solo podía ver cuatro sombras moviéndose como locos, parecían pelear pero con carcajadas, y de vez en cuando me gritaban: “eh, no nos vayas a dejar muy mal parados con lo que escribes” y yo le contestaba solo con los sonidos de las teclas que eran tan fuerte como radio. De hecho, cuando Estella fue al baño, nadie noto que apagó la radio de lo fuerte que estaban gritando y por el sonido de mi maquina.

Por momentos Nina me decía "esta canción tienes que bailarla conmigo" y me llevaba a la cama. Me inventaba una canción con la sola escusa de besarme en la mitad de cada frase, cosa que me derretía y me hacia empañar mis gafas. En esos momentos, Bob, Estella y Neal se tomaban las manos y saltaban alrededor nuestro creando un completo circulo de incoherencias, gritando palabras que ellos pensaban que yo estaba escribiendo en mi maquina. Saltamos todos de la cama, dándole un respiro por fin  a mi lecho de esos días y nos pusimos a bailar todos juntos en el medio de la habitación. Rápidamente, fui a buscar a Estella para bailar cuando Bob fue a buscar una cerveza. Neal se tiro sobre la boca de Nina, que empezaron bailar. Bob se acerco por detrás de Nina siguiendo el baile,  todo esto sin que Neal se despegue de la boca de ella.

Pronto sentí la mano de Nina, que atravesó toda la habitación, acariciándome cuello y trayéndome hacia ella y alejándome de Estella. Neal hizo media vuelta, fue a la heladera, busco mas cervezas y vio bailar sola a Estella. Se relamió y fue directo a ella, a esto Bob estaba saltando en la cama gritando cosas como: “es inconstitucional que las camas no sean de agua”.

 Cuando bajó de la cama, yo estaba tecleando toda esta locura de nuevo, no podía perderme esas frases. En un momento, hubo 3 sombras bailando a mi alrededor, codeándose las costillas, guiñándose, hasta caerse sentados mirándome como si fuera una especie de maestro o guía espiritual. Paré de escribir y nos quedamos todos sentados, mirándonos las caras en silencio, nadie hacía algún gesto, nos miramos entre todos. Silenciosamente, Nina pasó por debajo de mi mesa y apretó una tecla de la maquina y rompió el silencio, nos partimos de la risa. En ese momento, salió Neal del baño ya sin remera y prendió la radio a su máximo volumen. Saltamos todos, nos abrazamos, nos gritamos demás inconstitucionalidades y nos dimos cuenta que la música era muy buena para quedarnos ahí sentados. Pero ese momento anterior de respiro fue mágico, el mundo se detuvo hasta que Nina lo volvió a activar la locura.

 Cuando Neal rompió la ventana con su zapato, el humo empezó a disiparse y nos dimos cuenta que ya era bien entrado el día siguiente. Nos reímos mucho de su actuación de cómo iba a tener que bajar los 8 pisos del hotel, parar el transito de la calle, ponerse su zapato y volver. Nina y yo estábamos tirados en la cama, que ya estaba rota de una pata por los saltos y demás, abrazados, transpirados, cansados. En el baño se escuchaban los gritos de Estella y Bob, teniendo el sexo más salvaje que haya escuchado en un baño. Miré el piso de la habitación con el único ojo que tenia despierto y vi todas mis hojas tiradas, por suerte a medida que iban saliendo las pude numerar. El orden de esas hojas vendría cuando Neal tenga completo su par de botas.

Extracto de otros textos.
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