Un Blog de Música.

sábado, 18 de mayo de 2013

Calle Desolación - Introducción de "Pueblo Escarlata" (Español)


(Escúchalo mientras lees)


En este pueblo, donde la niebla gobierna, una mujer se recuesta en su cama junto a su marido difunto hace una semana. Él, maquillado y perfumado todos los días por su viuda, tiene los ojos entre cerrados. Esto la hace pensar que está apunto de levantarse. Con un beso en la frente, le da las buenas noches. Se friega la boca con un pañuelo de seda, para limpiar el maquillaje. Deja el pañuelo en su mesa de luz, junto a los cosméticos y cierra los ojos. De repente, al sentir una brisa en la cara, recuerda que debía cerrar la ventana. El otoño es la época más cruel por estos lados. Al caminar lentamente hacia la ventana, el sonido de un violín aparece con fuerza. Ella, que apenas podía ver un par de metros fuera de su ventana, ve una sombra a través de la densidad del clima. Sabe quien está ahí. Su joven enamorado. Un muchacho unos años menor, parado al pie de farol. Tocando, con todo el alma, la canción que le dedica cada noche a su señora imposible. A él no le importa que ella haya envejecido tanto en tan poco tiempo. Ni que cada vez salga mas dejada a la calle. Sale solo a gastarse su riqueza en maquillajes y perfumes para su difunto marido. Ella sabe que el joven se quedara una hora mas tocando y luego se irá al bar a llorar entre gordos borrachos, putas anoréxicas y ladrones cansados.

 Si en este pueblo el amor es un pecado, la belleza es un crimen. Eso lo tienen bien claro en el bar, eso y que no se puede ser exigente con los precios. El barman, tiene una escopeta bajo el mostrador. Aunque sabe que es muy cobarde para usarla, le gusta limpiarla a la vista de todos. Para establecer quien controla el lugar. Pero este antro tiene un claro rey, que es la desolación. Musicalizada por un acordeonista ciego que esta recostado en algún lugar, pero nadie lo puede encontrar. Nadie lo busca tampoco. Él solo es un residuo de un antiguo músico famoso que giraba pueblo tras pueblo, hasta que quedo ciego en el primer minuto que piso este pueblo. Un golpe en la cabeza dicen algunos, también dicen que bebió tanto que quedo ciego. A nadie le importa preguntar. Canta a un amor olvidadizo. Se pregunta porque no se pueden amar como antes. Siempre termina diciendo que “esa puerta se cerró para siempre, si es que alguna vez hubo una”. Su voz, que es la voz de la tierra de miles de años de guerra, ya no causa la misma intriga en las mujeres del bar. Solo las llena de cansancio. Algunas de ellas visten de rojo, con vestidos gastados, con marcas de cigarrillo y olor a demasiados hombres. Otras que todavía no piensan que el fin este cerca y se maquillan las ojeras, para atraer a algún distraído, que va a gastar sus monedas conseguidas en el campo de algodón. Ellas, que ya perdieron el encanto y el tacto hace muchos otoños, se acercan directamente a los borrachos y los invitan a ir a una de las habitaciones de arriba.

Luego de pedirle la llave al barman, suben con sus clientes por quejosas escaleras, que combinan sus chirridos con el acordeón del ciego, haciendo temblar hasta al más valiente de los ladrones. Estos que siguen planeando el robo del banco. Robo que nunca sucederá porque al finalizar la noche estarán tan ebrios que no recordaran nada. Se van apagando a medida que el whisky sigue corriendo. Lo único que los despierta es el terror del crujir de las escaleras, con los pasos de la pareja que baja. Ella con cara de asco, le entrega la llave al barman, a cambio de un vaso de cerveza fría. El cliente distraído baja como si nada, sin siquiera simular ninguna sonrisa, saluda al aire y se va. Tiene que volver a dormir a una cama, diferente al mueble sin forma de la habitación del bar.

El camino de vuelta del bar siempre preocupa a los trabajadores. En la niebla se mezclan los sonidos del acordeón o el violín con el viento soplando entre los árboles, despertando a algún búho o a algunos seres de la noche. Cada movimiento puede ser cualquier cosa, y el alcohol crea imágenes en las sombras. El borracho reza sus oraciones hasta llegar a su cama, con la puerta bien llaveada. Donde recién puede descansar. Al día siguiente le espera otro día caluroso en el campo.

Y la viuda, bueno, ella cierra la ventana sin el menor gesto. Claro, la morfina no la deja sentir muchas cosas. Vuelve a su cama, a su difunto, a su negación. En este pueblo el bien y el mal conviven lado a lado.
Así que ya sabes, si vienes a buscar a tu mujer perdida a este pueblo, primero lee bien el cartel de entrada:
"PUEBLO ESCARLATA.
Llorar no sirve de nada."


Extracto de "Pueblo escarlata"
Texto Original y Propio. Todos los derechos reservados y registrados.

viernes, 17 de mayo de 2013

I heard that hoot owl singing


He oído cantar a la lechuza, mientras estaban desmontando las tiendas.
Las estrellas en lo alto, los árboles desnudos son su única audiencia.
Esas muchachas negras como el carbón saben pavonearse con sus plumas...

But nobody can sing the blues
Like Blind Willie McTell